Ha sido mi primera experiencia en el país transalpino y la verdad es que han sido unos días maravillosos en los que hemos desconectado y en los que hemos descubierto dos grandes ciudades muy diferentes entre ellas pero cada una con su encanto, ahora falta descubrir la maravilla de Roma pero eso quedará para más adelante 😉
Los primeros días estuvimos por la capital de la moda, Milán y la verdad es que es realmente cierto, lo que hemos visto en el cuadrilátero de la moda milanesa no lo había visto antes, tantas tiendas de lujo y diseño concentrados en unas cuantas calles es digno de ser visitado, eso sí paseando por las calles porque los precios son prohibitivos, de todas maneras si algo destaca en Milán es la grandeza del Duomo, ha sido lo más espectacular de la ciudad que, también reúne otros encantos dignos de ser visitados como la Galeria Vittorio Enmanuele, el Ayuntamiento, la Estación Centrale, el Teatro de la Scalla, el Castello, … y pasear por diferentes calles como la Via Dante, Corso Venecia también merecen la pena. La verdad es que nos sorprendió gratamente la ciudad.
Dedicamos un día de nuestra estancia en Milano para visitar los encantos de la pequeña ciudad de Bérgamo, a una hora en tren de la capital de la Lombardia y la verdad es que merece la pena pasearse por las calles de la parte alta de la ciudad, totalmente enmurallada y que engloba la parte más bonita, el Duomo, algunas plazas y sobretodo su Iglesia son visitas imprescindibles de esta pequeña pero preciosa ciudad que, en unas horas, puedes visitar tranquilamente.
Han sido días perfectos para desconectar y cargar baterías para lo que falta de año, ahora toca el sprint final antes de las Navidades que, sin darnos cuenta, ya están a la vuelta de la esquina 😉