Informes, vídeos, aviones, partidos en directo, pero también en diferido, salas de espera, más informes y, como no, la paciencia para negociar con todo tipo de personas: agentes profesionales, padres, madres, hermanos… La vida del director deportivo jamás ha sido sencilla, y lo es menos desde que el control económico se ha convertido en una pieza clave del engranaje de cualquier club y desde que la idea de juego es vital para dar con la tecla de la competitividad. Un puesto de trabajo que se ha sofisticado hasta niveles antes impensables y que hoy busca romper con el mito que creó en su día el expresidente del Barça Josep Lluís Núñez: “Fichar a un jugador por 2.000 millones de pesetas lo sabe hacer la portera de mi casa”.
Hoy, esos 2.000 millones de pesetas,que equivaldrían a unos doce millones de euros, apenas darían para fichar a una figura del fútbol europeo, ni probablemente para poder adquirir a tres o cuatro jugadores para confeccionar un equipo que aspire a competir en Europa. En un deporte cuya estructuración como negocio ha ido a más en los últimos años, la inversión en plantilla también ha ido creciendo a pasos agigantados. No en vano, más del 70% de la facturación de los clubes se destina al pago de nóminas y traspasos, razón de peso por la que se ha subido el listón para quienes aspiran a gestionar un presupuesto que sólo en LaLiga ascendió a 2.455 millones de euros en 2017-2018.“Los salarios de los jugadores han aumentado considerablemente, y eso hace que los presupuestos que deben administrar sean mucho mayores; por ello deben ser responsables y estar preparados a nivel cultural y formativo”, incide Patricia Rodríguez, actual directora general del Elche CF y que antes pasó por la SD Eibar.
Enlace al artículo completo en Palco23.