Sant Sadurní d’Anoia es un pueblo en el que he estado unas cuantas veces pero que no me canso se visitar, será porque es uno de los pueblos vinícolas más importantes de Catalunya y que a mí el mundo del cava-vino me gusta bastante, será por eso que nos une 😉
Decidimos a última hora hacer esta salida para pasar el día, dar una vuelta por el pueblo comer en alguno de sus locales donde tan bien se come, hacer alguna compra de vinito y, si pudiese ser, visitar algún celler (sin reserva previa un día festivo se antojaba difícil) pero lo intentamos y, al final lo conseguimos. Visitamos las cavas Freixenet, típica visita de la zona pero en la que yo todavía no había estado.
Mereció la pena, la verdad, la visita comienza con el audiovisual de rigor de que buenos somos, pero que sirve para descubrir a una de las famílias típicas del teixit empresarial català de començaments de segle, y que poco a poco fueron construyendo su imperio, digno de admirar está claro. Visitas por las diferentes cavas antiguas (hasta 40 metros bajo tierra) explicando el proceso de elaboración del cava con visita posterior en tren por las instalaciones modernas para acabar con un aperitivo y una copa de cava. Visita llena de famílias con niños que de todas maneras no molestaron mucho ;). A mí me gusta más visitar pequeñas bodegas-cellers más familiares y no con una producción tan industrial como Freixenet, pero la verdad es que mereció la pena, totalmente recomendable. Tenemos claro cuando volverá a ser nuestra siguiente visita a Sant Sadurní, y es que el CavaTast nos esperará dentro de unos meses, de momento esperaremos con una copa de un buen Penedés ;).