Algunas características del perfeccionismo podrían ser un deseo de mejora, el empeño por conseguir unos objetivos cada vez más exigentes y la preocupación de lo que piensan los otros sobre uno mismo, esto, no tiene porque ser algo negativo, sólo nos tendríamos que preocupar si en nuestro afán de ser perfectos sucede lo siguiente:
– Pensamos que tenemos que hacer todo perfecto en cualquier momento y situación.
– Un pequeño error hace que consideremos malo todo el trabajo, sólo nos quedamos con ese 5% malo no con el 95% restante.
– El miedo a cometer errores nos impide tomar decisiones o ser muy dubitativos si es que el final las hemos tomado.
– Experimentamos una presión interna constante por ser perfectos en todo momento.
– Nuestras exigencias de perfección, hacen muy a menudo que nos retrasemos en las entregas que tenemos pendientes
– Aunque hagamos grandes esfuerzos por conseguir nuestros objetivos, no nos sentimos contentos una vez conseguidos o, pero aún, no disfrutamos durante el proceso de consecución.
Si nos pasa alguna de las anteriores características quiere decir que nuestro perfeccionismo no nos beneficia para nada, todo lo contrario, el hecho de ser o querer ser perfecto nos perjudica en vez de beneficiarnos, pero claro está también hay otros síntomas en el que el perfeccionismo nos beneficia ampliamente, pero este será tema de otro post 😉