COVID-19: el rival a batir haciendo deporte

En estos días hemos visto como el espacio que los informativos dedican a las noticias deportivas ha sufrido un cambio importante. No hay imágenes de competiciones deportivas, ni de grandes fichajes ni de movimientos de dinero por una nueva oleada que haga subir el importe que reciben clubs y ligas profesionales por los derechos de retransmisión. El deporte vive, como otros muchos sectores de la actividad económica y empresarial, una parada repentina.

Si analizamos las repercusiones de la crisis (repentina), nos encontramos con la necesidad de hacerlo de manera separada del que suelen ser las cadenas de valor de la industria deportiva. En primer lugar, tenemos un alud de noticias relativas a los acontecimientos deportivos. Los organizadores de las grandes competiciones deportivas se mueven entre el aplazamiento (el maratón de Barcelona que estaba marcada en el calendario para el día 15 de marzo se hará en principio el 25 de octubre; Roland Garros pasa a disputarse en el mes de septiembre; así como el calendario de algunas carreras de automovilismo y motociclismo) y la suspensión hasta otra temporada (como pasa con la mayor parte de competiciones que forman parte de un calendario armonizado cómo es el caso del ciclismo u otros como la Eurocopa de fútbol en la que los organizadores, la UEFA en este caso, prefieren dar prioridad a las competiciones nacionales). A la espera de lo que decida el COI por los Juegos Olímpicos previstos para el verano próximo, el panorama está servido.

Artículo completo de Carles Murillo en el Blog del Máster en Gestión del Deporte de la UPF- BSM

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