2019: el año en el que el deporte libró un pulso a la economía en España

No son tiempos de crecimiento boyante. Tras una crisis cuyos efectos se notaron durante más de cinco años, el fantasma de la recesión volvió a estar presente en los mapas de riesgos de los economistas, que llevan meses advirtiendo de una desaceleración de la actividad. El gasto en los hogares ha vuelto a contenerse ante la inseguridad que provoca el miedo a una nueva crisis económica y la industria del deporte, que como producto de entretenimiento o recreo continúa siendo aún algo accesorio, ha empezado a dar síntomas de riesgo de freno tras años de crecimiento.

El ahorro y la prudencia podrían ganar a un sector que en los peores años se vio beneficiado por la penetración de nuevos estilos de vida saludables que sitúan la práctica deportiva en el centro de las rutinas diarias y la consolidación del deporte de alta competición como producto de entretenimiento. En un momento en el que España crecía al ritmo del 3%, el deporte avanzó un 9% y alcanzó una cifra de negocio de 14.650 millones en 2017.

El pasado otoño el Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo una clara descripción de la situación: “La economía global está en una desaceleración sincronizada; en 2019 esperamos un crecimiento menor en el 90% de países”, afirmó Kristalina Georgieva, directora gerente de este organismo. Pero el sector se escuda aún en que sus propias dinámicas aún les permiten compensar ese potencial retroceso del consumo con la captación natural de una demanda no satisfecha. Hay nichos que incluso en un contexto económico recesivo fue el germen de su irrupción, como las cadenas de gimnasios de bajo coste o el boom de disciplinas como el running, que se convirtió en una alternativa al club por sus bajos costes de entrada.

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