La industria deportiva se prepara para afrontar pérdidas millonarias por el coronavirus

Ha pasado algo más de un mes desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarase la alerta internacional por el coronavirus. Desde entonces, MotoGP y la Fórmula 1 han cancelado sus primeras carreras en Asia; la Serie A, la Euroliga y la Champions League, si bien no cesarán su actividad, jugarán sus partidos en Italia a puerta cerrada; en el horizonte, el riesgo de que Tokio 2020 sean la próxima víctima de un caos que está provocando pérdidas millonarias en la industria deportiva.

Su impacto en las economías mundiales ha sido de tal magnitud que incluso la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), ha rebajado cinco décimas el avance del producto interior bruto mundial (PIB), hasta el 2,4%, el menor alza desde 2009. La cifra de afectados está cerca de las 90.000 personas, con una tasa de mortalidad de apenas un 3,3%. De estos, el 90% se localiza en China, aunque es su rápida expansión, con casos en más de sesenta países, la que ha puesto en jaque a los negocios de las principales empresas y eventos mundiales.

Sea por prevención o por incertidumbre, la parálisis de la industria del deporte ya no sólo se limita a China, como sucedió en la primera fase. La Euroliga ha optado por jugar a puerta cerrada los partidos que el Armani Milán dispute en su pabellón, una decisión similar a la adoptada por la Uefa con otros equipos italianos de las principales regiones afectadas.

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